lunes, 26 de diciembre de 2016

Dos poemas de Linda Hogan



CRUCES

Hay un lugar en el centro de la tierra
en el que un océano se disuelve dentro de otro
en un amor negro y sagrado;
por eso las ballenas de un mar
conocen canciones del otro,
por eso una cosa se transforma en otra
y la arena cae en el reloj
hacia otro tiempo.

Una vez vi un feto de ballena
en un bloque de hielo brillante.
No era ballena aún, pero tenía
la sombra de una cara humana y dedos
que le habían crecido antes de desaparecer
y convertirse en aletas.
Era un hijo del curvo
mundo del agua y ahora estaba cuadrado,
frío, diminuto.

A veces, la nostalgia 
viene cuando me acuerdo
del territorio de comienzos encontrados
cuando las ballenas vivían en la tierra
y nosotros salimos del agua
hacia nuestras vidas en el aire.

A veces, de la taza derramada de un chico
que pasó a través de todos los elementos
y entró al pliegue humano,
pero cuando le di vuelta
vi que no quería vivir
en el aire. Apenas acababa de perder
las huellas de las branquias
y ya era un miembro del clan de los cruces.
Como las mareas del agua,
quería volver.
Yo hablé a través de los elementos
mientras él se iba
y le dije, Ve.
Fue como los caballos salvajes
esa noche de niebla.
Atravesaban el río a nado.
Oscura era esa agua,
más oscuros, los caballos,
y después, ya no estaban.



MAPA

Este es el mundo
tan vasto y solitario
sin fin, con montañas
que llevan el nombre de hombres
que trajeron el hambre
de otras tierras,
y el miedo
a la selva espesa, oscura de árboles
que se sostenían los unos a los otros,
y sabían  que el fuego soñaba con tragarlos
y hablaban una lengua más vieja
y la lengua de la nación de los lobos
era el viento alrededor de los troncos.
Hasta el hielo no estaba en silencio.
Gritaba su ser quebrado
hasta calentarlo.
Pero lo llamaron
hielo, lobo, selva de palos,
como si las palabras los convirtieran en algo
que pueden sostener con las manos
enguantadas,
abrir, atravesar con caminos
y seguirlos.

Éste es el mapa del mundo abandonado
éste es el mundo sin fin
donde han separado
a las selvas de los árboles altos.
Estas son las líneas que el lobo no pudo atravesar.
Este es lo que sé por la ciencia:
que un grano de polvo habita en el centro
de cada copo
de nieve,
que el hielo puede ganarle a la tierra,
que los lobos
viven dentro de un círculo
de su propio principio.
Esto es lo que sé por la sangre:
el primer lenguaje no es el nuestro.
Hay nombres que cada cosa tiene para sí misma
y por debajo de nosotros se mueve ya el otro orden.
Está ardiendo.
Está soñando.
Se despierta.


Traducción de Márgara Averbach

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