sábado, 26 de diciembre de 2015

Gonçalo M. Tavares - Un envoltorio individual


 El examen electroencefalográfico tiene doce registros que pueden ser mono o bipolares. Los exámenes captan los estímulos eléctricos de cada una de las áreas del cerebro; después se sacan conclusiones
     En reposo, el ritmo eléctrico del cerebro es diferente.


Es necesario creer en la verdad y no crees en la mentira.
     Una escritora utiliza esta expresión: hacerse individual.
Una persona que en una conversación, de repente, se hace individual, es alguien que entra en sí mismo, como si cada uno fuese dos y pudiese su segundo sumergirse en el primero y cerrarse.
     Existen momentos en lo que somos seres sociables, disponibles; y existen momentos en los que nos volvemos individuales.  
     En el café detestan que lleve libros y los lea, y que escriba. Aceptan y les gusta aquél que lleva un periódico y lee durante horas, sentado. Es una cuestión de no sentirse estúpidos, pero son estúpidos.
     En el fondo era sólo para contar la historia de alguien que tenía que recoger un electroencefalograma en un laboratorio, pero murió a las dos de la tarde y el examen sólo estuvo listo a las tres de la tarde. Murió de un ataque que vino de adentro de su cabeza, pero los médicos tienen otros términos para ello. Y el resultado del examen se quedó durante años en el laboratorio porque nadie lo recogió y en el laboratorio no están obligados a distinguir a quien muere de quien se retrasa o se olvida.
     Años más tarde, ese examen fue rasgado y echado a la papelera, sin ni siquiera ser abierto.


El examen electroencefalográfico, ya lo he dicho al principio, tiene doce registros, registros que pueden ser mono o bipolares. Los exámenes captan los estímulos eléctricos de cada una de las áreas del cerebro y después se sacan conclusiones.
     En aquel caso la conclusión era que el cerebro estaba bien. Tanto en esfuerzo como en reposo. Y doce registros son siempre doce registros, no es uno solo.


De Agua, perro, caballo, cabeza (Almadía, 2009)
Traducción de Ana M. García Iglesias

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