martes, 29 de septiembre de 2015

Dos poemas de Louise Glück


LOS LIRIOS BLANCOS

Como un hombre y una mujer construyen
un jardín entre los dos como
un lecho de estrellas, aquí
se demoran en el atardecer estival
y la tarde se enfría
con su terror: todo
podría acabar, la devastación
es posible. Todo, todo
puede perderse, por el aire perfumado
las estrechas columnas
se alzan para nada, y más allá,
un mar revuelto de amapolas—

Silencio, amado. No importa
cuántos veranos tenga que vivir para volver:
en éste entramos en la eternidad.
Sentí que tus manos
me enterraban para liberar mi esplendor.


EL JARDÍN

No podría hacerlo otra vez,
apenas soporto la escena —

en el jardín, en la lluvia leve
la joven pareja siembra
una hilera de habas, como si
nadie antes hubiera hecho algo así,
como si nunca aún se hubieran planteado y resuelto
las grandes dificultades —

No pueden verse
en la fresca suciedad, empezar
sin perspectiva,
con las lomas atrás, color verde pálido, cubiertas de flores —

Ella quiere detenerse;
él quiere llegar hasta el final,
permanecer con la cosa —

Míra cómo ella toca la mejilla de él,
para instaurar una tregua, sus dedos
frescos de lluvia primaveral;
en el fino césped, estallidos de azafranes morados —

aun aquí, incluso al comienzo del amor,
esa mano que abandona un rostro fragua
una imagen de partida

y ellos creen
que pueden ignorar
esta tristeza.


De La pasión del exilio. Diez poetas norteamericanas del siglo XX (Bajo La Luna, 2007)
Traducción de María Negroni

Angélica Freitas - estatuto para el desmallarmento


señora, ¿usted tiene un mallarmé en casa?
¿usted sabe cuántas personas mueren al año
en accidentes con el mallarmé?

estamos organizando una consulta popular
para erradicar de una buena vez el mallarmé de esta tierra
las selecciones del reader digest proveerán

containers donde embarcar todos los ejemplares,
el el puerto de santos, de vuelta a francia.
sea patriota, entregue su mallarmé. olé.


De Cuatro Cuartetos. II. Cuatro poetas recientes del Brasil (Black & Vermelho, 2006)
Traducción de Cristian De Nápoli 

sábado, 12 de septiembre de 2015

Cinco poemas de Claudio Bertoni


DEJA DE COMER

deja de comer
vive alguna vez
baja hasta tu hueso
y deposítate ahí
pernocta ahí
aprende a dormir ahí
a despertar ahí
a tomar el sol ahí
a tomar la lluvia ahí
aprende a desnudarte
y a vivir
sin nada ahí.


22/04/2000

a fuerza
de arrodillarme
haré que dios exista
a fuerza de no hacer lo que hago
a fuerza de lamer
a fuerza de lengüetear
a fuerza de succionar
a fuerza de hacer todo lo que hago
a fuerza de aguantarme las ganas
a fuerza de transpirar
a fuerza de vergüenza
a fuerza de tropezar
a fuerza de volverlo a intentar
a fuerza de no hacer cada vez más y
otra vez lo que no hago
a fuerza de estirarme y
estirarme y estirarme
a fuerza de rodar
a fuerza de aplastarme
a fuerza de acurrucarme
a fuerza de explotar
a fuerza de resfriarme
a fuerza de estornudar
a fuerza de sonarme
a fuerza de arrodillarme
y de asesinarme
haré que Dios
exista.


TWO OF A KIND

Pobre vieja
Rezándole a Jesús.
¿Qué puede hacer
También el pobre?

Colgado ahí.


Ridículos

somos
ridículos
hasta cuando
de noche
somos sólo una tripa
que se infla
y se desinfla.
que tiembla de pronto
que se peda
que suda
que habla en sueños
que se retuerce
que se levanta como un zombi

y mea.


UN DíA MÁs

un día más
sin hambre
sin leucemia
sin cáncer
sin hijos con cáncer
sin ser declarado reo
sin caspa
sin diarrea
sin várices
sin glaucoma
sin gota
sin cálculos al riñón
sin cálculos a la vesícula
sin ser cojo
sin ser manco
sin ser mudo
sin ser tonto
sin ser ciego

un día más de cueva.


De Harakiri (Editorial Cuarto Propio, 2005)

Cuatro poemas de Camilo Brodsky



las intolerancias

después de Auschwitz
nadie escribe en lo absoluto
sólo juntan huesitos
de judío y ellos
arman por su lado las
secretas plegarias de su vida



las verdades irrefutables: discovery channel quotes

cada mañana
una cebra se despierta
sabiendo que debe correr
más que un león

cada mañana
un león se despierta
sabiendo que debe correr
más que una cebra

La mecánica celeste
sigue siendo implacable



las naturalezas muertas

en el caso específico de la muerte
el problema no es el síntoma:

hay más bien una ausencia que opera
sobre las debilidades
arrastradas de antemano

El Vacío, como absoluto
apreciable, desde el dolor
se vuelve inasible, gelatinoso

este error de la vida
que transcurre en nuestras casas
esta calle sin gente o esta gente
sin calle donde explotar

La Revolución es también
una pulsión asintomática en su origen:

es el movimiento autónomo de los miembros
la cinética en los brazos del que se ahoga
lo que da la sensación de progreso



el carnicero de plainfield

mi casa no es, como pudieran
imaginar, una sucesión de
charcos de sangre ni pellejos
colgando en las paredes;
el cine y la prensa
amarillista
han hecho un daño enorme a mi
visión estética de los interiores.

Más que a una sucia caverna
paleolítica mi nicho intenta
parecer el hogar en los suburbios
donde duerme, limpia y come
el tic publicitario que es la dueña
norteamericana de casa en los ‘50
—Elizabeth Montgomery style
in Bewitched—: las pantallas de
piel en realidad buscan el toque
medieval chic en las lámparas de pie
mientras los cuerpos desollados
que mantengo en el living
sólo cumplen la función de recordar
a eventuales visitantes
lo efímero de todo en esta vida

de Whitechapel (Das Kapital, 2009)

viernes, 11 de septiembre de 2015

Dos poemas de Olga Novo


AUTOPOÉTICA

Intrapoética

 Poesía para vivir. No para ser alguien. Poesía para ser. Ser poeta es no haber decidido serlo. Escribir es no poder no escribir. Como un acto fisiológico. Poesía como tener hambre. Natural como toda secreción. Cántico corporal. Trallazo de algún sitio. Incógnita que se manifiesta. Instinto que se resuelve. Resolución espasmódica. De dentro hacia fuera. Una memoria que pide ser canalizada. Tambor que se toca por dentro de la piel. Lluvia que se llueve a sí misma. Rotación del caos. Terminaciones nerviosas del Placer. Castro de la inmensidad. Inteligencia introspectiva. Acto de amor.
De la poesía no puede esperarse nada. La poesía no se extorsiona. Ella se contorsiona. El acto de la escritura no se provoca: es él quien provoca. Y lo que él revela, rebela siempre. Se entrega por nada. Se da. Se deja comer. Se abandona.
Apátrida. Viva en exilio permanente. En disolución. Desintegrada. Remota en el centro del mundo. Central en la periferia. Nunca casual y siempre cáustica. Verdad que sólo aspira a ser verdad. Pobre de solemnidad. Bestia descomunal. Niña furiosa. Método inductivo. Piojosa. Criminal sincera.
No se producen poemas: se supuran. No creo pensamiento alrededor de mi propia supuración: no tengo autopoética. Ni quiero tenerla. No sé qué dice cuando digo. Sólo percibo oscuramente su murmullo impredecible: la mía es tal vez no una autopoética sino una intrapoética. Escucho su ecuación como una bomba.
Que nadie se engañe: la poesía es una ciencia exacta. Llena de goma y amor.



La idea de la belleza/ JODER


Fuera.
Fuera tribu.
Y si bailaras conmigo
habrías de comer el saber
crudo
la impalabra de mi carácter montañés
bárbaro
y buitral
habrías de beber la orina bendita por belce

come

come
tú.
La foránea llevo en una lengua anticrista una flor una flor una flor
tan abierta
que piensa 
…si bailaras conmigo
hasta partirme el espinazo y hacer dos de mí
mi bien
si me vieras bien 
ven
y baila conmigo.

He vivido con la boca seca como el desierto de Dakar
hasta tocar
la punta infinitesimal de mi meada
marqués
marqués de la nada
solo señor de mi vagina noche inmensa papila gustativa del mundo
vulva perforadísima
botón de la tierra
antiley de la gravitación universal.

El centro de la tierra no atrae mis palabras
te las doy de comer en tu ansia coprófila
esta excrementación silábica esta apalabración
que me inflama los intestinos
llenos de amor 
y mierda.

La idea de la belleza
cruzando el cielo hacia el sur
en la migración de las aves
describe la curva depravada
el grado más alto
de poesía pura
cayendo como el sudor por tus poros
abiertos que son
agujeros negros
y una cosa preciosa de la astrofísica.

La idea de la belleza migra en tu saliva
esa sustancia que rompe la barrera del sonido
sobre mí
podemos
Joder
hasta romper a palos el espíritu de Dios
podemos
Joder hasta sentir el culo de la noche
donde nadie ha visto las patas de una garza
anunciar la luz del día
Joder
hasta arrasar las cordilleras de la miseria
podemos
Joder
hasta caer
sentir el crac del cromosoma del poder
podemos
Joder hasta tocar nuestra soledad con tu prepucio solo
Joder
nos
hasta el final
hasta ver la muerte curvándose en la última postura del placer
Joder
hasta
Joder
y ya no ser
más
que la sombra de una dimensión jodiendo a cuatro patas
en el borde del universo
tú y yo
Jodiendo de rodillas
en la noche estrellada de la mente de Platón
pensando 
quizás
en la idea de la belleza.


De Veinte puntos de fuga. Poesía gallega contemporánea (El perro y la rana, 2011)

domingo, 6 de septiembre de 2015

Emily Brontë - La mariposa


En uno de esos estados de ánimo en los que todos caemos algunas veces, cuando el mundo de la imaginación sufre una helada que arruina su vegetación; cuando la luz de la vida parece escapar y la existencia se convierte en un desierto en el que vagamos, expuestos a todas las tempestades que soplan bajo el cielo, sin esperanza de paz o refugio –en uno de esos ánimos negros, caminaba una tarde por los linderos del bosque. Era verano; el sol brillaba alto todavía en el oeste y el canto de los pájaros resonaba en el aire. Todo parecía ser feliz, pero para mí era sólo una fachada. Me senté al pie de un viejo roble, entre cuyas ramas un ruiseñor recién comenzaba sus vísperas. “Pobre tonto”, me dije, “¿es acaso para guiar la bala a tu pecho o al niño a tu polluelo que cantas tan fuerte y claro? Silencia esa melodía inoportuna, encarámate a tu nido; mañana, quizás, estará vacío. ¿Pero por qué me dirijo solamente hacia ti? Toda la creación está loca por igual. Ahí están las moscas jugando sobre el arroyo; las golondrinas y los peces se encargan de disminuir su número cada minuto. Ellos, a su vez, se convertirán en presas de algún tirano del aire o del agua y, el hombre, ya sea por necesidad o diversión matará a sus asesinos”.  La naturaleza es un problema inexplicable; se rige por un principio de destrucción. Cada criatura debe ser un infatigable instrumento que provoque la muerte de otras o ella misma dejará de existir; aun así celebramos el día de nuestro nacimiento, y alabamos a Dios por haber llegado a este mundo.
     Durante mi soliloquio arranqué una flor que estaba a mi lado, era encantadora y recién se había abierto,  pero un horrible gusano se escondía entre sus pétalos, que ya comenzaban a perder su color y marchitarse. “¡Triste imagen de la tierra y de sus habitantes!”, exclamé. “Este gusano vive sólo para lastimar a la planta que lo protege. ¿Por qué fue creado? ¿Y por qué fue creado el hombre? Él atormenta, mata, devora; él sufre, muere, es devorado –ahí tienen su historia entera. Es verdad que existe un paraíso para el santo, pero el santo deja a su paso suficiente miseria como para ser desdichado incluso ante el trono de Dios”. Arrojé la flor al suelo. En ese momento el universo apareció ante mí como una vasta máquina construida únicamente para producir maldad. Casi dudé de la bondad de Dios, que no aniquiló al hombre cuando éste pecó por primera vez. “El mundo debió ser destruido”, dije, “aplastado como yo aplasto este bicho que no ha hecho nada en su vida salvo hacer que todo lo que toca se vuelva tan repugnante como él mismo”. Casi había quitado mi pie del pobre insecto, cuando, de entre los árboles, cual ángel censor enviado del cielo, apareció una mariposa de largas alas doradas y púrpuras. Brilló un momento ante mis ojos y después, elevándose sobre las hojas se perdió en las alturas celestes. Quedé muda; una voz interior me dijo: “que la criatura no juzgue a su Creador; este es un símbolo del mundo que viene. Así como el feo gusano es el origen de la espléndida mariposa, el mundo es un embrión de un nuevo paraíso y una tierra nueva cuya belleza excederá infinitamente tu imaginación mortal. Cuando veas el magnífico resultado de aquello que te parece tan inferior ahora, despreciarás tu ciega acusación hacia la Omnisciencia, de no haber hecho que la naturaleza pereciera durante sus inicios.”  
     Dios es el dios de la justicia y la misericordia; entonces, seguramente, cada dolor que le inflige a sus criaturas, humanos o animales, racionales o irracionales, cada sufrimiento de nuestra infeliz naturaleza es sólo la semilla de la cosecha divina que será recogida cuando El Pecado haya arrojado su última gota de veneno y La Muerte lanzado su golpe final; entonces ambos perecerán en las flamas y dejarán a sus antiguas víctimas de un imperio eterno de gloria y felicidad.  

(11 de agosto de 1842)



De The Belgian Essays 


miércoles, 2 de septiembre de 2015

Walt Whitman - A las once comenzaron a quemar los cuerpos


XXXIV

Cuento ahora lo que en mi juventud supe en Texas,
(No cuento la caída del Álamo,
Nadie escapó para contar la caída del Álamo,
Los ciento cincuenta siguen sordos aún en el Álamo),
Es la historia de un asesinato a sangre fría de cuatrocientos doce jóvenes.

En su retirada habían formado un cuadrado vacío con su bagaje como defensa,
Novecientas vidas del enemigo que los cercaba, nueve veces más numeroso, fue el precio
     adelantado que pagaron,
Su coronel herido y privados de municiones,
Pactaron una honorable capitulación, recibieron un escrito y su sello, entregaron las armas y
     marcharon como prisioneros de guerra.

Eran la gloria de la raza de los llaneros,
Sin par con el caballo, el rifle, el canto, la cena, el cortejo,
Grandes, turbulentos, generosos, hermosos, altivos y afectuosos,
Barbados, tostados, con el libre atuendo de cazador,
Ninguno mayor de treinta.

La segunda mañana del primer día los trajeron en grupos y fueron masacrados; era el principio de
     un hermoso verano,
El trabajo comenzó a eso de las cinco y terminó a las ocho.

Ninguno obedecía la orden de arrodillarse,
Algunos se apresuraron loca e inútilmente, otros permanecieron de pie, erguidos e impávidos,
Unos cuantos cayeron al instante, con un tiro en la sien o en el corazón, muertos y vivos yacían
     juntos,
Los mutilados y despedazados escarbaban la tierra, los recién llegados los veían ahí,
Algunos medio muertos intentando huir,
Fueron rematados con bayonetas o a culatazos,
Un joven menor de diecisiete años agarró a su asesino hasta que dos más llegaron a soltarlo,
Los tres quedaron con la ropa deshecha bañada en sangre.

A las once comenzaron a quemar los cuerpos;
Esa es la historia del asesinato de cuatrocientos doce jóvenes. 


De Canto de mí mismo (Libros Magenta, 2010)
Traducción de Ana Rosa González Matute

martes, 1 de septiembre de 2015

Seis poemas breves de Ezra Pound



Το Καλον

Hasta en mis sueños te me has negado
y sólo me has enviado a tus doncellas.




Gentildonna

Pasó y no nos dejó ni un temblor en las venas, la que ahora
moviéndose entre los árboles y envuelta por el aire que hendía,
aventando la hierba por donde caminaba, aún perdura:

hojas grises de olivo bajo un cielo lluvioso.




Modelos

Erina es una madre modélica,
sus hijos nunca han descubierto sus adulterios.
Lalage también es una madre modélica,
sus retoños están gordos y felices.




Trozo de abanico, para su alteza imperial

Oh, abanico de seda blanca
            límpido como escarcha en un tallo de hierba
tú también has sido abandonado.




En una estación del metro

La aparición de esos rostros entre la multitud;
pétalos sobre una rama negra, húmeda.




Ione, muerta hace más de un año

Están vacíos los senderos,
están vacíos los senderos de esta tierra
y las flores
                                   se doblegan con la cabeza grávida;
se doblegan en vano.
Están vacíos los senderos de esta tierra
                                   por donde Ione
caminó en otro tiempo, y hoy ya no camina

sino parece una persona que acaba de partir.



De Personæ (Hiperión, 2011)
Traducción de Jesús Munárriz y Jenaro Talens