viernes, 31 de octubre de 2014

Tres poemas de Charles Simic


MENTES QUE VAGAN

Mi vecina me contaba
sobre su gato ciego
que sale por las noches.
¿Adónde va?, le pregunté.

Entonces mi madre muerta llama
para que entre y me lave las manos
porque la cena está en la mesa:
el ratoncito que cazó el gato.


CONVERSACIÓN EN LA RADIO

“Tuve suerte de llevar la biblia conmigo.
Cuando los extraterrestres me raptaron…”

¡América! le grite a la radio,
¡incluso a las dos de la madrugada eres un manicomio!

¡No, rectifico!
Eres un ángel de piedra en el cementerio

escuchando a los gansos en el cielo
con tus ojos cegados por la nieve.


LOS SIGLOS

Muchos pobres infelices no dejaron rastro
de haber vivido aquí alguna vez.
Esta ponchera de plata
perteneció a una casa con torreones;
sigue en pie, aunque la rosaleda
y los abedules desaparecieron hace tiempo.

En lo profundo del bosque los muros de piedra
cuentan otra historia, la manera en que todo
lo que se predijo en sueños llegó a suceder:
la joven acurrucada en su cama,
desnuda y temblando de frío,
vistiendo aún el velo que llevó en la iglesia.

Las niñas que admiran las esferas de los relojes
en el escaparate de una joyería
aún no saben decir la hora —ni yo tampoco—.
Ven primavera, nuestros senderos están embarrados.
Las noticias del mundo exterior llegan
más rápido, pero aún nos dejan confundidos.

De Mi séquito silencioso (Vaso Roto, 2014)
Traducción de Antonio Albors

miércoles, 29 de octubre de 2014

William Carlos Williams - Fragmentos de Kora en el infierno


Los tontos tienen vientres grandes. ¿Y para los demás?— aquí tenemos poleo, para el que sepa usarla. Pero el tiempo es sólo otro farsante, así que camina un poco más allá de aquella pared: si las moras están agrias habrá hongos, hongos de aros de hada, en el pasto, los más dulces de todos.

*

En Holanda, al amanecer de una hermosa mañana de primavera, uno puede ver las criadas sacudiendo las alfombras frente a las pequeñas casas de una ciudad como Ámsterdam, barriendo, fregando los escalones de una pequeña puerta y puliendo los timbres y los picaportes. Por la noche quizás haya una vieja con una niña en sus brazos, chistando y silbando a través del canal desierto a algún vagabundo trasnochado que se arrastra sin rumbo bajo las lámparas de gas.   

 *

No hay comienzo ni final para la imaginación sino que ella se deleita con sus propios ciclos invirtiendo a voluntad el orden habitual. Con el aire de la habitación más fría parecerá construir las más ardientes pasiones. Mozart bailaba con su esposa, silbando su propia melodía para alejar el frío y Villon dejó de escribir su Petit Testament sólo cuando la tinta estuvo congelada. Pero hombres con la más extrema pobreza de imaginación compran ropa fina y atienden caprichos extravagantes para colmar con otras cuestiones lo que les falta.

*

Con frecuencia un poema tendrá mérito por algún verso en particular o incluso por una palabra meritoria. Por eso cuelga pesadamente de su rama pero se mantiene firme, el árbol no está dispuesto a soltarlo.


*

Los árboles pardos cantan por mi trigésimo cuarto cumpleaños. Las hojas comienzan a caer sobre los altos pastizales. Su frío perfume anticipa grandes revoluciones en mi vida agitada. La violencia ha traído paz, la paz se alejó volando. Un cambio desconcertante ha modificado las raíces y el beso del Príncipe, como nunca, en el mar, tan lejano.

*

Un poema puede estar hecho de cualquier cosa. Éste es un retrato de una granja de mala muerte construida con las cosas a mano.

*

Literalmente hablando la patología es un jardín de flores. La sífilis cubre el cuerpo de pétalos color rojo salmón. El estudio de la medicina es un tipo invertido de horticultura. Más allá de esto flota la filosofía de la enfermedad que es una danza implacable. Uno de sus gestos más encantadores es el de traer flores a los enfermos.


*

El truco está en no tocar el mundo en ningún lado. Dejar tu yo en la puerta, entrar, admirar los cuadros, cambiar algunas palabras con el dueño de la casa, preguntarle algo a su esposa, reunirte otra vez con tu yo en la puerta y salir agarrado de su brazo, escuchando la sinfonía de la última semana tocada por ángeles trompetistas desde los bancos de una nube curva. O si los perros se acercan demasiado y afuera hay demasiados pobres, dejar que tu amigo les responda.


De Kora en el infierno: improvisaciones (Barba de Abejas, Buenos Aires, 2014)
Traducción de Matías Moscardi

viernes, 24 de octubre de 2014

Leónidas Lamborghini - Tres poemas de La risa canalla


De un hombre libre
—Pelo mi verga erecta y me la sobo,
no en privado sino en la vía pública:
a la vista de todos me la hago.

Por aquí pasan todos y me ven
o, más bien, hacen que no me ven,
o cruzan sus miradas y sonríen.

No lo quieren creer: que me la sobe
en libertad, a la vista, los confunde;
“no es posible”, “no existe”, “es fantasmal”.

Pero esto está ocurriendo, como ocurre,
que ellos están pasando frente a mí:
ellos son los fantasmas, yo, todavía,

me la siento, me turbo: sale el chorro.


De la negación
—Querido, no todo puede ser perfecto,
puede ser para siempre; no todo,
querido, puede ser amor y amarnos.

Otras cosas la mujer precisa,
necesita, que le asegure un hombre:
algún futuro, bienestar, cobijo.

No todo puede ser felatio; no
todo puede ser trencito; no todo
brincos y más brincos en la cama.

Hay otras cosas: el hogar, los hijos,
que tú no quieres darme, que tú
no estás en condiciones de ofrecerme.

No todo puede ser eso que me haces
y a mí tanto me gusta, cunilingüis;
no todo puede ser tan divertido.

Hay otras cosas serias: el trabajo
y porqué no un marido que bien sepa
penetrarme vaginal, certero.

No todo puede ser pellizcos y
besos en mi culo; no todo ha de ser
sabias caricias que enloquecen.

Necesito a este hombre a quien fiel serle
en matrimonio: yo sé que podré serlo,
que una excelente esposa podré ser.

No todo ha de ser estar horas y horas
reteniendo el orgasmo; no todo
puede ser jugar como dos niños.

Con ese otro hombre estoy creciendo, adulta;
si te gustan mis tetas (ahora más
grandes, más turgentes) a él se lo debes.

No todo puede ser gozar eternos,
ser como Adán y Eva en el Edén,
menear el plectro y sonar la flauta.

Con este hombre puedo hacerlo todo
y sentirme mujer y tener casa:
¿entiendes de una vez lo que te digo?


 De un accidente
—Esa niña se ahoga más no es blanca;
es oscura, seguro una ilegal:
traga agua y se la traga el agua.

Estamos padeciendo, esta invasión
de gente sospechosa por su raza
o subraza; gente oscura, sucia.

Está gritando, escuchemos cómo grita,
acaso canta en su salvaje estilo;
chillando está, no oírla es imposible.

Entonces, veámosla, se aferra
a su pequeño salvavidas, su juguete,
con el que entró a flotar en el estanque.

Se agarra y chilla, chapotea, se hunde
y ahora vuelve a salir; en todo caso,
no es culpa nuestra lo que está pasando.

Es culpa de ellos que vienen y se quedan
trasgrediendo la ley de migraciones,
¿qué culpa deberíamos sentir?

El mundo sería un edén con gente blanca  
de ojos celestes, si es posible, y rubia;
pero esta gente del mundo hace un infierno.

Vienen, llegan, se instalan subrepticios,
se esconden, se aprovechan de nosotros,
nos avanzan, acechan nuestra sangre.

¿Qué hacer (ella se ahoga), la salvamos?
¿Intentamos hacerlo?; manotea,
ya no hay tiempo, ha sido un accidente:

ya ha desaparecido bajo el agua.


 De La risa canalla (o la moral del bufón) (Paradiso, 2004)

miércoles, 22 de octubre de 2014

Cuatro poemas de Charles Reznikoff


*
Comerás pan con sal y
beberás agua con mesura,
y sobre la tierra dormirás
y vivirás una vida de sufrimientos…
Mishnah, Aboth 6: 4

Salmón y vino tinto
Y una torta suculenta con pasas de uvas y nueces:
ninguna dieta para un escritor de versos
que debe aprender a ayunar
y beber agua con mesura.

Aquellos de nosotros sin casa ni tierra
que partimos mañana
debemos mantener nuestro equipaje liviano
un salmo, tal vez un diálogo—
breve como la canción de Lamec en el Génesis,
incluso Job entre sus amigos—
pero no más.

Como un árbol en diciembre
después que los vientos lo desnudaron
dejando solo tronco y ramas
para atravesar y sobrevivir
la ráfaga del invierno.


*

Mientras vagaba con mis infelices pensamientos,
miré y vi
que había llegado a un lugar soleado
familiar y aún así extraño.

“¿Dónde estoy?” le pregunté a un extraño. “En el Paraíso.”
“¿Puede esto ser el Paraíso?” pregunté sorprendido,
porque había autos y fábricas.
“Lo es”, respondió. “Éste es el sol que brilló sobre Adán una vez;
y el mismo viento que sopló sobre él, también.”


*

Caminando por la autopista,
huelo las flores amarillas de un arbusto,
miro los tordos sobre el césped, quizás—
pero ¿por qué todos
se alejan acelerando sus autos,
a dónde van
con tanto apuro?
Deben estar yendo a escuchar hombres sabios
y a mirar mujeres hermosas,
y yo soy un tonto
por estar deambulando acá solo.


*

Los demoledores de casas dejaron una puerta y una escalera,
que ahora conduce a la habitación vacía de la noche.


De Para atravesar y sobrevivir la ráfaga del invierno (Luz Mala Ediciones, Mar del Plata, 2013)
Traducción de Celeste Soresi y Mariela Montero

lunes, 20 de octubre de 2014

Gary Snyder - Cuatro poemas para Robin


 DESAPRENDIENDO LA LECCIÓN UNA VEZ EN EL BOSQUE DE SUISLAW

Dormí bajo     rododendros
toda la noche     llovieron capullos
temblando sobre      una plancha de cartón
los pies     contra la mochila
las manos hundidas     en los bolsillos
pudiendo apenas     conciliar el sueño.
Recordé     cuando íbamos al colegio
cómo dormíamos juntos     en una cama grande y tibia
éramos     los más jóvenes amantes
cuando rompimos     teníamos aún diecinueve años
y ahora nuestros     amigos están casados
vos sos maestra de      escuela en la costa este
a mí no me importa     vivir así
verdes colinas     la larga playa azul
pero a veces     durmiendo a la intemperie
me acuerdo     de cuando te tenía.


NOCHE DE PRIMAVERA EN SHOKOKU-JI

Ocho años atrás, en mayo,
caminamos bajo los capullos del cerezo
una noche en un huerto de Oregon.
Todo lo que yo quería entonces
ya no lo recuerdo, salvo a vos.
Aquí, en la noche,
en un jardín de la antigua capital,
siento el vibrante fantasma de Yugao
y recuerdo tu cuerpo fresco y
desnudo bajo el ligero vestido de verano.


MAÑANA DE OTOÑO EN SHOKOKU-JI

La noche pasada observando las Pléyades,
el aliento visible a la luz de la luna,
un recuerdo amargo como el vómito
me atragantó.
Extendí la bolsa de dormir
sobre las esteras, en el porche
bajo las estrellas gruesas del otoño.
Apareciste en un sueño
(tres veces en nueve años)
salvaje, fría y acusadora.
Me desperté sintiendo vergüenza y rabia:
las batallas sin remedio del corazón.
Casi amanece. Venus y Júpiter.
La primera vez que los
veo estar cerca.


DICIEMBRE EN YASE

Dijiste, aquel octubre,
en los altos pastizales secos junto al huerto,
cuando elegiste ser libre,
“Alguna otra vez, quizás en diez años”.

Después del colegio te crucé en
otra ocasión. Estabas extraña.
Y yo, obsesionado con un plan.
Ahora, diez años y más
han pasado: siempre supe
                donde estabas—
podría haber ido a buscarte
con la esperanza de recuperar tu amor.
Todavía sos soltera.

No lo hice.
Creí que tenía que quedarme solo.
Y así fue.

Sólo en sueños, como esta madrugada,
la honda, asombrada intensidad
de nuestro amor de jóvenes
regresa a mi mente, a mi carne.

Nosotros tuvimos
lo que todo el mundo anhela y persigue,
y lo dejamos atrás a los diecinueve;

me siento anciano, como de haber vivido
varias vidas.

Es probable que jamás pueda saber
si soy un tonto
o si hice lo que requiere
             mi karma.

De Todas las palabras para decir roca (Gog y Magog, 2008)
Traducción de Bárbara Belloc

miércoles, 8 de octubre de 2014

La czarigüeya escribe - Garza Islas & Ríos


*Teaser de La czarigüeya escribe, la nueva producción de  Diana Garza Islas y Sergio Ernesto Ríos.



XX



Te diría que fuéramos con las czarigüeyas a llo­rar pero debes saber que ya no hay czarigüeyas ni czarigüeyas

El diván de Czarigüeya

El deseo czarigüeyado

Dylan y las czarigüeyas

Czarigüeya humeante

Contraczarigüeyas

Czarigüeyascuario

La czarigüeya enferma

Un (ejemplo) salto de czarigueya pinta

Cuando la czarigüeya termine

Memoria de la czarigüeya

La czarigüeya que va a morir

Czarigüeya de fondo

Czarigüeya al prójimo

Czarigüeya solar

Czarigüeyas que vuelven

La transparencia de la czarigüeya

Czarigüeya del norte

La czarigüeya en la voz

De czarigüeyas todo el año

Espuela para demorar la czarigüeya

En memoria de la czarigüeya

Cantos para una czarigüeya

A la salud de las czarigüeyas

Balanza de czarigüeyas

Czarigüeyial

La czarigüeya giratoria

Los hábitos de la czarigüeya

Hay czarigüeyas

Tríptico de la czarigüeya

Czarigüeyo Golden

Czarigüeyas de piel fugaz

No me preguntes cómo pasa la czarigüeya

El concurso fue declarado desierto y el premio fue concedido a una czarigüeya por el conjunto de su obra.

martes, 7 de octubre de 2014

Cuatro poemas de Martín Gambarotta


La mirada fija por dos segundos en una lámpara
el pomelo que tardó nueve días en cortar, el vaso
de agua que tomó en medio de la noche
la manteca untada por el cuchillo ideal, la inexistencia
del término epitomía que impide decir epitomía del hielo
y lo obligó a decir epítome del hielo, la mano en el hombro
del fotógrafo ácrata, la botella de una bebida impronunciable
que abrió con una cuchara para no volverse chino
y al cerrar los ojos la forma de la lámpara
que bajo sus párpados todavía fosforece.


Cuando se deja de pensar con la bayoneta
y se empieza a pensar con las manos
únicamente crecen flores blancas o rojas
en un patio interno, azaleas cerebrales
del que desayunó raíces, papilla, avena
y con las pupilas dilatadas espera.


Los que quieren
quemar la bandera, los que quieren besarla
los que dicen que es un delantal de carnicero
los que dicen que es un mantel para servir puchero.


Cuando se corta por primera vez
un pomelo en un lugar desconocido
con un cuchillo de punta redonda
y poco filo, más apto en realidad
para untar manteca, el pomelo se vuelve
más extraño que el mundo que lo rodea
de modo que mirarlo detenidamente
por demasiado tiempo antes de partirlo
es una invitación al pánico.

De Relapso+Angola (Vox, 2004)

jueves, 2 de octubre de 2014

Cuatro poemas de Nicolás Pedretti


JESÚS BRILLANTE DE PLÁSTICO JAPONÉS

El abuelo cuelga de su cuello un Jesús falso que brilla en la oscuridad. Un Jesús brillante de plástico japonés, que brilla y es mi amigo. Porque a la noche, cuando el abuelo duerme, mi amigo Jesús se desclava de la cruz, cruza todo el patio a pata y se viene a mi pieza para jugar conmigo. Entra por la fisura liviana de la puerta como bailando limbo, trepa el acolchado y me despierta. Con besitos en el cuello me despierta. Porque le gusta que yo lo suba a mi Harley Davidson en miniatura de los Powers Rangers. Mi amigo es un Jesús brillante de plástico japonés. Y él es feliz así. La moto brilla en la oscuridad de la habitación  y su cuerpito brilla lo mismo sobre ella. Ilumina toda mi alma con su sonrisa de Animé. Y a la mañana, cuando despierto, aparece el chico más lindo del colegio al lado de mi cama, con una docena de facturas en la mano. Porque Jesús es así, cumple tus deseos si lo divertís, por más locos que sean.


ROPERO

Conocí a un flaco re copado jugando a la pelota en Boedo.
Le pregunté cómo se llamaba.
Fabián Casas, me dijo.
Fabián Casas y yo, charlamos un montón.
Después, fuimos a mi casa
a tomar un refresco.
Pero apenas entramos, se metió adentro del ropero.
Vení, métete conmigo, me decía,
que si olemos mucho
aparecemos en la comarca del señor de los anillos;
está todo bien, soy amigo del chabón, me publicó un libro.
Zarpado Fabián, a mí me re cabe Tolkien.
Entonces me metí. Empezamos a oler la ropa
y aparecimos en un bosque.
Dejamos el ropero escondido bajo unas ramas
y partimos hacia la comarca.
Caminamos un rato, hasta que nos cruzamos con el
enano Frodo.
Nos saludamos y nos invitó a comer a su casa.
Comimos muy bien, sopa de hongos con pedacitos de
cangrejo.
Cuando terminamos de comer, nos invitó a su habitación
a fumar.
Fumamos un porro galáctico, re fuerte.
La estábamos pasando re bien,
Fabián no dejaba de sonreír y de decir cosas hermosas.
Hasta que de pronto, Frodo se puso en bolas y empezó a
ponerse re pesado.
Estaba re porreado y nos quería dar masa.
Vámonos Fabián, le dije, Frodo está re loco.
Bueno dale, me dijo, éste tiene una obsesión con el anillo,
pero con el anillo de carne.
Corrimos hasta el bosque y nos metimos en el ropero.
Empezamos a oler y volvimos a casa.
Le pregunté si quería salir y quedarse a comer.
Me dijo que no, que tenía muchas cosas para hacer.

Se metió en el ropero y desapareció.
Después, a la semana, iba caminando por la calle
y un amigo me dice:
“mirá, ahí va volando un ropero igual al tuyo,
con unos flacos arriba”.
Y yo le dije, sí, uno se llama Fabián Casas, el otro Frodo
y son los Reyes del anillo.


LUCAS

Piensa que las parejas que se drogan
duran más, porque comparten su miseria.
Hace imitaciones del enano Nelson
con la pija.


SOMOS DE CLASE MEDIA, TODOS NUESTROS SUEÑOS SE HACEN REALIDAD

Hoy me levanté a las diez de la mañana.
Desayuné flan y salí a caminar.
Era un día hermoso de verano.
Caminé unas cuadras y me metí en la playa.
Anduve por la arena y junté caracoles.
Y de pronto, cerca de la escollera, vi a un tipo, un tipo
grande, besando a un nene en la boca.
Me acerqué indignado. Le dije al tipo que era un degenerado
y que dejara en paz a la criatura.
Le tiré arena en los ojos, agarré a la criatura en brazos
y me fui corriendo.
Corrí veinte cuadras sin parar, hasta que llegué a un kiosco. Bajé a la criatura y le pregunté si         kkkk estaba bien y si se quería comer un flan.
Pero re mal, era un enano. Y me dio un sopapo y me fui
re triste.
Pero el día estaba hermoso. Mucho sol. Nubes. Pasó dios
volando en su nube voladora.
Y me gritó “buen día”.
“Buen día” le dije.
“¿Por qué estás triste?” me preguntó.
Le conté lo que me había pasado, me dijo que no esté triste, me roció con un polvo mágico y se fue.
Y me sentí mucho mejor.

De Somos de clase media, todos nuestros sueños se hacen realidad (campotraviesa, 2012)