viernes, 7 de marzo de 2014

Tres poemas de Daniel Bencomo


LECCIONES DE AEROSOL

Un barrio periférico
de un barrio periférico
abierto en una astilla de alguno de los clones

latente en el canal un rayo
de luz
un trazo de petróleo
que rompe tu prosodia
por el hoyo principal

para engullir un incendio
más allá
de su control remoto

de lo bronco del fulgor
en esta arteria

que igual oxida cromos
y raya con su libido
el muro de la arritmia

así trotando
muy lejos de ti mismo
diste cuenta de lo atroz de todo impulso
y
en este barrio periférico
con verbo táctil de pulsión cereza

darás la espalda a la maldad del mundo
y te caerás
con una astilla
que esperaba
por ti
en el garage donde la música

es tan mala
como salir a levitar
con los vecinos celestes.


CALZADA MCCARTHY

Una tribu de apaches cruza el lago

su calzada una aguja de luz heroína.

Tú la miras e inflamas el iris sobre el fuego.

La luz del zodiaco sobre el rostro
llagando como lipstick
con su brillo fósil.

Se corroen las tuberías del submarino,
las medusas se infiltraron en el lago:

tu rostro es un mäelstrom que absorbe las noticias,
las flechas saben exquisitas ahumadas,

tu espalda es el dorso, minado, de Caspar David Friedrich,
residuos de tiempo real en tus labios.

Una horda de apaches cruza de regreso,
el vaquero te sonríe mientras escupe un oráculo.

Sientes el confín de tu cuerpo, confín donde se quiebra este mundo.
Ahí brotarán las
teorías, ponlas a dorar con el sazón de polilla.

La horda es olfateada por el vaquero,
el vaquero se ha calzado las medusas
en los ojos:

alguien te ha escalpado y amanece.


COLERIDGE

Se percibe la fuga. Un vástago bombea
realidad con realidad.
El mar, a miles de sueños de distancia, apareció.
Fueron a nado hasta su centro: pusieron una flor de dinamita.
En onda concéntrica brotó una liebre,
y la liebre, ama bondage del murciélago,
tatuó sus fotogramas en mi espalda.

La espalda no veía las consignas políticas.
Sólo echaba hacia adelante.
Preguntando por las rastas de la noche,
por el petróleo robado de la noche, algo escupió.
Alguien mordió el cogollo explosivo.

Su índice nutricional
marcó un exceso de amor.


Saña de osos polares que eructan un salmón.

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