sábado, 5 de octubre de 2013

Cuatro poemas de Alda Merini


 HUIDA DE LOBA

A quien me pregunta
cuántos amores he tenido
le respondo que mire
en los bosques para ver
en cuántas trampas ha quedado
mi pelo.


Traducción de Delfina Muschietti


NUESTRO TRIUNFO

El pie de la locura
está manchado de azul.
Con él hemos emigrado
por montes de ascensión;
el pie de la locura
nada tiene de divino
pero la mente nos lleva
por las pendientes blancas
donde llora la nieve,
            medra el saúco
            gime el cordero.
Hemos cruzado puentes,
examinado reglas,
y cuando la oscura sombra
del delirio gravitaba
en la profunda nuca,
inclinábamos la cabeza
como ante una ley;
y hemos promulgado
la ley mosaica
desactivando minas
en altiplanos prohibidos.
Nuestro triunfo
baja de las montañas
como enorme cascada,
y nos hemos quedado
igual a aquellos ángeles
a quienes en un día de aurora
les brotaron alas.


ASEO

El triste aseo en la mañana,
cuerpos decepcionados,
carnes decepcionantes;
el negro hedor de las cosas infames
en torno al lavabo.
Oh ese temblor de carnes obscenas
ese oscuro frío
y la caída inhumana
de una enferma en el suelo.
Atolladero que la estratósfera
nunca conocerá, esta infamia
de cuerpos desnudos que arden
bajo la luz atávica del hombre.


Acaso es preciso que nos pique
            una abeja venenosa
            para enviar mensajes
            y rogar a las piedras
            que te iluminen.
            Por ello he bajado
            a los jardines del manicomio,
            por ello entraba en la noche
            a los recintos vedados
a robarme todas las rosas,
y luego…
antes de morir en mi día
o en mi noche, larga noche
de soledad ausente,
oh devastados jardines
donde sola vivía
porque luego estaría
aún muerta de horror;
pero en la noche, oh la noche
en los jardines del manicomio
donde a veces hice el amor,
en una gruta horrenda,
con un desesperado como yo.


Traducciones de Guillermo Fernández

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