martes, 30 de julio de 2013

Kenneth Rexroth - Réquiem por los españoles muertos



Las grandes constelaciones geométricas del invierno
Se elevan sobre la Sierra Nevada,
Yo camino bajo las estrellas, mis pies sobre la tierra familiar.
Mis ojos siguen las luces de un avión,
Rojas y verdes, brillando hacia el fondo de las Hiadas.
El sonido de los motores se acrecienta, se agudiza, se desvanece,
Es finalmente inaudible, y las luces desaparecen
En la neblina del sudeste bajo los pies de Orión.

Mientras el sonido desaparece siento frío, y me enfermo
Gracias a un pensamiento que me invade. Veo a España
Bajo el ventoso cielo negro, la nieve cayendo débilmente,
Brillando y posándose sobre la pálida meseta,
Y los hombres esperando, aferrados los unos a los otros, con frío, apiñados,
Mientras un avión desconocido para sobre ellos. Vuela hacia el sudeste
Hacia la neblina sobre las líneas enemigas,
Unos destellos aparecen cerca del horizonte, bajo el avión.
Al desaparecer la tierra se estremece
Y el sonido llega débilmente. Los hombres se relajan por un momento
Y luego vuelven a preocuparse mientras sus pensamientos los vuelven a invadir.

Veo los libros que no se escribieron, los experimentos no hechos,
Los cuadros no pintados, las vidas interrumpidas
Echadas en tumbas con la bandera roja sobre ellas.
Veo los inteligentes cerebros grises destrozados y con sangre coagulada,
Cada uno echado a su oscuridad, inútil en la tierra.
Solo sobre la cima de un cerro en San Francisco estoy de pronto
Atrapado en una pesadilla, la carne muerta
Amontonándose sobre la mitad del mundo ejerce presión sobre mí.

Luego, primero baja y después rica y con mucho cuerpo,
Escucho la voz de una mujer joven que canta.
Los inmigrantes de la esquina están
En el velorio de su hijo mayor, un camión sin chofer
Se deslizó por el empinado cerro y lo mató,
Muchas voces se adhieren al canto.
Orión se mueve hacia el oeste sobre el meridiano,
Rigel, Bellatrix, Betelgeuse, marchan en orden,
La gran nebulosa tenuemente brillando sobre su lomo.



De La señal de todas las cosas (Editorial Universitaria, 2004)
Traducción de Marcelo Pellegrini & Armando Roa Vial

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